Durante meses un equipo de 13 especialistas compuestos por arquitectos, historiadores, restauradores y urbanistas ha trabajado en 35 monumentos de la ciudad de Bogotá. Este cortometraje ilustra las problemáticas presentadas y soluciones dadas por el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural para conservación de estos bienes muebles-inmuebles en el espacio público desde una mirada integral.
Documental Realizado para el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural por ArtVideo. Investigación y restauración: Unión Temporal Arte Urbano Patrimonial
Dirección, cámara y edición: Arturo Almanza
Guión, cámara y edición: Camilo Vásquez
Sonido Directo: Nicolás Ureta
Música: Carlos Durán Z
Narrador: Carlos Vega
Bogotá se ha
ido constituyendo como una ciudad ecléctica, cuya complejidad social ha ido
aumentando a medida que personas de las más diversas regiones del país y del mundo
han hecho de ella su hogar, dejando en la ciudad, distintas huellas de su paso
por ella.
Pero aun si
estas obras fueron creadas con un fin específico, sus interpretaciones y
efectos son tan variados como las miradas que se posan sobre ellas. La memoria
colectiva de una ciudad es confusa, mutable, múltiple.
Ante toda versión del pasado, se levantan dudas, contrapropuestas,
oposiciones.
Para
que los monumentos y objetos patrimoniales en espacio público puedan ser
catalizadores de este tipo de diálogos, en necesario conservar la integridad
material de estos. Evitando que el deterioro asociado a condiciones ambientales y a
las prácticas humanas que
alteran sus condiciones físicas, ocasionen que los monumentos pierdan sus
valores estéticos y comunicativos o que desaparezcan.
Para llevar a
cabo estas acciones de conservación, es necesaria una organización que oriente los
trabajos de los profesionales especializados en ello, administre los recursos
necesarios, y sirva como mediadora entre las distintas formas de vida que
atraviesan los monumentos en espacio público.
Es un gran
reto encontrar un balance entre las acciones necesarias para la conservación de
su integridad material, las condiciones urbanísticas que permitan un mayor
disfrute de estos bienes, y las distintas formas, colectivas e individuales, de
apropiación de los monumentos, es decir
las formas en que los habitantes de la ciudad relacionan sus vidas con ellos. Algunas
veces, las prácticas que relacionan más directa y apasionadamente a los
bogotanos con los monumentos, son las que les ocasionan mayores deterioros.
Esto hace necesario
pensar en cual es el público de estos monumentos, a quien están dirigidos, para
qué se preservan, cuál es su función social.
¿Es preferible
conservar intactos los monumentos mientras la gente los ignora? ¿O permitir que
interactúen intensamente con ellos a pesar de que los deterioren?
No hay una
solución única, es un proceso de continua negociación.
Al entender a
Bogotá como un museo a cielo abierto, se
busca generar mecanismos activadores de la memoria, creando un diálogo con el
pasado y ayudando a la constitución de la ciudad como un espacio de creación
colectiva de sentido.
Tanto
los monumentos históricos, como las obras de arte y los objetos patrimoniales,
constituyen una red de elementos que dándonos la
oportunidad de entablar un diálogo directo con visiones del pasado, o generar
reflexiones y propuestas desde el arte, interpretando el presente desde lo
monumental y lo público.
En las
calles de la ciudad, todas estas dimensiones sociales de los monumentos,
adquieren nuevas significaciones, crecen y se enriquecen cuando interactúan con
los habitantes de la ciudad y sus historias de vida
Los
desarrollos futuros del Museo a cielo abierto se irán dando mediante el diálogo
entre instituciones y ciudadanía, pues son los habitantes de la ciudad quienes
revitalizan los monumentos al tejer sus experiencias alrededor de ellos..
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